María Montessori transformó tan radicalmente la educación infantil, que después nada pudo ser igual que antes. Primero, porque, creó unos nuevos materiales con objeto de favorecer el autoaprendizaje. Y después, porque puso la escuela al alcance del Niño, pensando que, si algo tenía que cambiar,- y creía que había que cambiar muchas cosas -, debía ser la Escuela, adaptándola al mundo infantil, y no el Niño.
María Montessori nació en Chiaravalle, una pequeña localidad de la provincia de Ancona, en el centro de Italia. Hija de un rígido y estricto militar, tuvo que luchar contra la concepción de que la mujer no tenía que estudiar. Dedicó sus esfuerzos primero a la ingeniería, luego a la biología, para finalmente ingresar en la Universidad de Roma, donde se doctoró en Medicina. Siendo la primera mujer italiana en lograrlo.
No contenta con ello, siguió estudiando, esta vez antropología y luego logró obtener un Doctorado en Filosofía. Fue miembro activo de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Roma y creó su propia clasificación para diversas enfermedades mentales. Pero lo que más le atrajo fue la educación, especialmente la que se debía impartir a los niños más problemáticos, a los que la sociedad del momento relegaba al olvido.
Maria Montessori: la mujer de las ideas innovadoras
Tras el proceso de unificación que sufrieron las provincias a lo largo del siglo XIX y que culminó con independencia de Italia, la situación económica del país sufrió un grave deterioro que afectó a toda la población. María Montessori se volcó en esos momentos al estudio de las condiciones sociales que afectaban a las mujeres.
En 1898 participó en un Congreso en Turín, en donde expuso por primera vez las que serían sus ideas más significativas. Que para los niños con deficiencias mentales era de vital importancia darles una educación especial y fue la primera en plantear la posibilidad, de que el abandono infantil fuese un factor de desarrollo para la delincuencia.
Sus trabajos se centraron en el estudio de niños considerados débiles o perturbados mentales y calificados de ineducables. Observó que tenían mucho potencial, pero que carecían de los estímulos necesarios para desarrollarlos. La educación y el desarrollo de estos niños se convirtió en el objetivo de vida de María Montessori. María Montessori: cómo educar en la naturaleza.
Un método diferente y actual
Mediante la observación atenta de las reacciones de los niños y la aplicación del método científico, María Montessori acabó por diseñar un sistema educativo que se basaba en la aplicación del amor a la interrelación entre el ambiente y el niño, además de la empatía, la responsabilidad, la libertad, los límites y los valores.
Su método sigue teniendo muchos adeptos y es la base educativa de infinidad de colegios privados de todo el mundo. En contraposición con la metodología de enseñanza tradicional, donde la mayoría de las actividades curriculares transcurren dentro del aula, en el caso de los seguidores de Montessori uno de sus pilares es educar en contacto con la naturaleza.
Desarrollo en la naturaleza
El método Montessori considera que la naturaleza tiene un rol fundamental y que esta circunstancia le brinda al niño una serie de posibilidades de desarrollo, mucho más rica y amplia que la que tiene dentro de un aula. Además, dado que se parte de la base de que el niño ama de forma innata a la naturaleza, esta forma de educar simplemente le da alas a un sentimiento preexistente.
Implicación paterna
Más allá de lo curricular, se incita a que los padres también se involucren en este tipo de enseñanza, por lo que se les conmina a que se ocupen de que los niños pasen mucho tiempo al aire libre. Y que mediante interacciones muy saludables fomenten y estimulen la relación entre sus hijos y la naturaleza.
Los niños deben tener la oportunidad de conocer el entorno que los rodea, interrelacionarse con él y adquirir todos los conocimientos necesarios, para poder entender su funcionamiento básico. Los padres deben ser transmisores de mensajes positivos, lúdicos y edificantes y estar dispuestos a responder a todas sus preguntas, de manera clara y veraz. María Montessori: cómo educar en la naturaleza.
Un futuro promisorio
Para que un niño de hoy sea un hombre o una mujer responsables de su rol y consientes de las necesidades de protección que tiene la naturaleza, es fundamental que desde muy pequeños se sientan estimulados positivamente hacia ella. Y desarrollen tanto su capacidad de asombro, como su curiosidad por la naturaleza, para que el deseo de protegerla y cuidarla sea espontaneo y no impuesto.
Conectar con la naturaleza a muy temprana edad, de forma lúdica y con el apoyo de padres y educadores, se convertirá en un importante elemento formativo del carácter, la personalidad y las afinidades y en una útil herramienta, para que los niños puedan apreciar por sí mismos, las ventajas y enseñanzas que la naturaleza pone a su disposición.
La idea del Método Montessori es que el niño aprenda a resolver por sí mismo las situaciones que le interesan y/o preocupan, siempre sabiendo que cuenta con el apoyo de los adultos, que deben comprometerse a no mentirles nunca. Y a darles todas las explicaciones que necesiten, orientadas a que tengan la mayor comprensión posible de las cosas.
Es necesario que el niño sepa que, ante una duda, siempre habrá quienes intenten disiparla. Por esa razón, si pregunta sobre algo que al educador o a alguno de los padres les produce temor o asco (como un insecto o una araña) no debe traslucirse ese sentimiento a la hora de responder, para no transmitir miedos personales.
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