En los alimentos podemos encontrar componentes nutritivos y no nutritivos. Estos últimos son capaces de ayudar a prevenir enfermedades y fortalecer el sistema inmune, ya que influyen tanto en la actividad celular como en los mecanismos orgánicos. Entre estos componentes se encuentran los antioxidantes naturales (tocoferoles, flavonoides, ácidos fenólicos, ácido cinámico, lignano, estilbeno, taninos y cumarina), presentes en las frutas y que tienen como principal objetivo prevenir la oxidación de las células. Analizando los beneficios de un consumo adecuado de frutas encontramos la relación con diferentes cánceres.
Así, la Fundación Española de la Nutrición (FEN @FENnutricion) avala que incluir frutas en la dieta ayuda a prevenir enfermedades no transmisibles como el cáncer. En esta línea, en su Informe de estado de situación sobre Frutas y hortalizas: nutrición y salud en la España del S.XXI, la FEN remite a diferentes estudios de laboratorios que confirman que hay una relación entre el consumo suficiente de vegetales y frutas y la incidencia de cáncer. Así, han encontrado que las personas que consumen al menos 5 raciones diarias de frutas y verduras reducen a la mitad el riesgo de la incidencia de cáncer.
Efectos terapéuticos del tomate
Varios estudios epidemiológicos han demostrado una correlación positiva entre el consumo a largo plazo de frutas y verduras, que contienen antioxidantes naturales, con un menor riesgo de varios tipos de cáncer. Uno de esos antioxidantes naturales son los polifenoles que se encuentran en diferentes cantidades en diversos tipos de frutas y verduras. Estos compuestos tienen una alta actividad antioxidante y varios estudios clínicos indican, según la FEN, que su ingesta dietética puede reducir significativamente el riesgo de múltiples tipos de cáncer, como los de mama, pulmón, próstata y páncreas. También existen diversos estudios que demuestran que gracias a los compuestos fenólicos de la dieta se obtienen mejores resultados preventivos y terapéuticos que ciertos medicamentos, dado que muestran una menor toxicidad. Como ejemplo de fruta rica en polifenoles tenemos el tomate, que tiene efectos preventivos y terapéuticos respecto a diferentes enfermedades como por ejemplo el cáncer.
Al igual que los polifenoles existen diversos compuesto de las frutas que tienen actividad quimiopreventiva, por ejemplo, los ácidos grasos poliinsaturados, los carotenoides, las vitaminas (D, E, C o ácido fólico) y los minerales (Ca, Se, Zn). En el caso de la fibra dietética también tiene actividad quimiopreventiva.
Actividad anticancerosa
Las vitaminas y los minerales son esenciales para el mantenimiento de la salud, ya que desempeñan un papel importante en diversos procesos biológicos. Respecto a las vitaminas E y C tienen actividad anticancerosa, dado a sus efectos antioxidantes.
Centrándonos en los carotenoides, inicialmente, se creía que solo la vitamina A tenía actividad anticancerosa. Pero se demostró que los carotenoides no provitamínicos A también son anticarcinógenos. Su mecanismo de acción es inhibir la actividad del crecimiento de un grupo de células carcinógenas, ayudando a proteger ante el cáncer de colon, próstata, mama y pulmón. En este mismo estudio se encontró que los carotenoides son moduladores en diversas vías de señalización en la proliferación celular y la apoptosis.
También se encontró una asociación inversa entre el consumo de frutas y vegetales y el cáncer de vejiga. Las frutas y las verduras han sido investigadas debido a sus abundantes nutrientes y fitoquímicos con propiedades potencialmente anticarcinogénicas. Se cree que el consumo de fruta y verdura en diferentes alimentos con carotenoides puede reducir el riesgo de padecer cáncer de pulmón.
Varios estudios epidemiológicos han apoyado el efecto de las frutas y las verduras protegiendo contra el cáncer colon-rectal. Esto sugiere que los carotenoides, que se encuentran principalmente en las frutas y verduras, son importantes en la protección frente al cáncer común.
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