Sí, una gran parte del catálogo de Netflix se percibe como un relleno interminable. Películas que cumplen la función de acompañarte mientras planchas, lavas platos o simplemente pasas el rato. Algunas, eso sí, logran destacar y alcanzar notoriedad, pero en general su valor se mide más en minutos consumidos que en impacto real.
Pero al César lo que es del César. De vez en cuando aparece un largometraje que rompe con esa rutina, una obra que deja claro que no todo lo que produce Netflix es efímero. Este jueves, día 23 de octubre, se estrena, por suerte, toca uno de esos casos: Una casa llena de dinamita, el estreno más destacado de la plataforma en el último año.
Llega a Netflix Una casa llena de dinamita, el thriller bélico más impactante de la última década, listo para arrasar en streaming
El regreso de Kathryn Bigelow al largometraje tras la imprescindible Detroit ya era motivo de expectación, y que Netflix lo presentase en el Festival de Venecia dejaba claro que no se trataba de un título más. Las ganas de ver en qué estaba envuelta la directora de La noche más oscura eran grandes y, una vez más, parece haber estado a la altura.
Una casa llena de dinamita se adentra en un terreno explosivo: la reacción del gobierno estadounidense ante un ataque nuclear. La película combina precisión narrativa con un dramatismo que, en ocasiones, se siente un poco idealizado -la administración mostrada no tiene nada que ver con la presidencia real de Donald Trump, y Idris Elba se encarga de interpretar a un mandatario que podría ser el reverso imaginario de cualquier líder actual- pero esta licencia no resta fuerza a la propuesta.
“En la película, EE.UU es sometida a un ataque nuclear”
Bigelow despliega su talento jugando con el tiempo real, aumentando la tensión de manera constante. El guion de Noah Oppenheim refuerza esa sensación de fatalidad: cada escena respira urgencia, y el espectador se encuentra atrapado, casi sin poder respirar, mientras el peligro se cierne sobre cada decisión política.
Un punto que puede generar división es la estructura de la película: tres perspectivas distintas que reinician la angustia y obligan a mirar los acontecimientos desde diferentes ángulos. La primera vez que esto ocurre sorprende, pero rápidamente queda claro que es una decisión calculada para ofrecer un retrato más completo del caos que acompaña al ataque nuclear.
Bigelow, además, no rehúye el desafío intelectual. Una casa llena de dinamita no es un entretenimiento ligero: invita a reflexionar, incomoda y confronta al espectador con dilemas morales y políticos. Algunos pueden sentirse engañados o desconcertados, pero la intención de la directora es evidente, y la lleva hasta sus últimas consecuencias.
Una casa llena de dinamita llega a Netflix este jueves 23 de octubre de 2025, y es, sin duda, uno de esos títulos que justifican abrir la plataforma más allá del simple “relleno de catálogo”.
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