Un reciente estudio argentino encendió las alarmas en la comunidad científica, ya que investigadores del CONICET y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detectaron atrofia cerebral leve y cambios estructurales en pacientes que atravesaron COVID-19 y desarrollaron síntomas persistentes.
Este hallazgo fue publicado en la revista BMC Neurology y refuerza la preocupación que existe por los efectos neurológicos del conocido “COVID prolongado”.
COVID:¿cómo se desarrolló la nueva investigación?
La investigación, liderada por el científico Martín Belzunce, analizó imágenes cerebrales de 137 personas, de las cuales 109 presentaban síntomas como fatiga, niebla mental, dolores musculares y problemas de memoria.
A través de resonancias magnéticas, se identificaron alteraciones en regiones clave del cerebro, como el cerebelo, el precúneo y las circunvoluciones postcentrales, áreas vinculadas a funciones cognitivas y emocionales.
¿Qué revelaron las nuevas investigaciones sobre el COVID?
Aunque las pruebas cognitivas no mostraron deterioro significativo, las imágenes revelaron una reducción del grosor cortical y signos de atrofia, especialmente en pacientes no vacunados.
Esto sugiere que la vacunación podría tener un rol protector frente a las secuelas neurológicas del virus.
¿Cuáles son las líneas investigación sobre el COVID?
Además, el equipo avanza en una segunda etapa del estudio, que busca identificar biomarcadores no invasivos en saliva para facilitar el diagnóstico del COVID prolongado y evaluar tratamientos.
Esta línea de investigación, liderada junto a la científica Marcela Brocco, apunta a desarrollar herramientas que integren salud mental, neuroimagen y evaluación cognitiva.
El hallazgo no solo aporta evidencia sobre el impacto cerebral del SARS-CoV-2, sino que también subraya la necesidad de estrategias de seguimiento a largo plazo.
A cinco años del inicio de la pandemia, más de 400 millones de personas en el mundo experimentaron síntomas persistentes, y los especialistas advierten que el COVID prolongado podría aumentar el riesgo de deterioro cognitivo o enfermedades neurodegenerativas en el futuro.
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