Durante siglos el cuerpo de las mujeres fue una incógnita para los hombres y, tristemente y a causa de factores en los que no vamos a entrar aquí, también para muchas mujeres.
Pero vivimos en el siglo XXI y las cosas han cambiado bastante. Ya no hay ninguna excusa para saber cómo darle placer a una mujer, aquí tienes el mapa de todas sus zonas erógenas si es que aún andas un poco despistado, o que para que ella misma lo pida y lo reivindique.
Así que, hablando de posturas sexuales, hoy nos hemos propuesto hacer una recopilación de algunas posiciones en las que el placer para ellas está asegurado. Ya sea porque incluyen la estimulación directa del clítoris por parte del otro miembro de la pareja o bien porque la penetración se produce de una manera en la que el clítoris se estimula por el propio movimiento o es muy accesible para ser masajeado con la mano de alguno de los dos.
Qué postura sexual le gusta más a una mujer
Por norma general, las posturas sexuales que más excitan a las mujeres son las que tiene una estimulación directa y/o indirecta del clítoris, que es una de las principales zonas erógenas femeninas. Esta estimulación puede ser externa y/o interna y, a menudo, son posturas en las que ella tiene un papel protagonista.
Ahora bien, aunque más abajo vamos a recopilarte unas cuantas, queremos contarte cuál es la postura sexual que más les gusta a las mujeres, de acuerdo a varias encuestas. Es la postura de la vaquera, en la que ella se sitúa encima de los genitales del otro miembro de la pareja, con o sin penetración. Si esta última existe, se estimula el clítoris de forma directa, tanto interna como externamente.
Eso sí, pese a ser la postura más placentera para las mujeres, la vaquera está también considerada con la postura sexual más peligrosa del mundo. De acuerdo a un estudio, esta postura es la responsable del 50% de las fracturas de pene que sufren los hombres durante el sexo.
También es una de las 15 posturas con penetración profunda.
Posturas sexuales muy placenteras para la mujer
Ni mucho menos son estas todas las posturas adecuadas para darle placer a una mujer, hay multitud de variantes que se pueden probar. De hecho, eso es lo que os recomendamos firmemente: dedicad de vez en cuando un tiempo a la experimentación sexual. Sin duda, descubriréis mucho respecto al placer propio y ajeno, lo que hará que el sexo en el futuro sea brutal. No os arrepentiréis.
El trono
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Una de las posturas capitales para practicar sexo oral y además una de las más cómodas. Simplemente es necesario que ella se siente y disfrute, dejándolo todo en manos del otro miembro de la pareja que tendrá la oportunidad de demostrar sus habilidades con el cunnilingus.
Una arriba
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Con esta postura, el chico tendrá un acceso todavía más sencillo al clítoris, a la vulva e incluso al ano, con lo que básicamente puede volver a su pareja totalmente loca de placer.
La mariposa
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Difícil no tener un orgasmo con esta técnica en la que el chico no tiene escapatoria posible. Se trata de una posición que además se puede vestir mucho, como por ejemplo convirtiéndola en un acto de BDSM si el chico está atado a la cama o si la chica es capaz de inventar una buena historia de dominación. Ambos se volverán completamente locos.
El estandarte
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No hay ninguna postura que iguale a esta en lo relativo a acceso al clítoris, roce, penetración con los dedos o estimulación del punto G. Si a eso añadimos ese toque de BDSM que posee, hace que estemos hablando de una de las posturas en las que más puede disfrutar una mujer.
Cara a cara
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Vamos con las posturas con penetración. Esta, muy adecuada para mantener el contacto visual entre los miembros de la pareja, también es muy propicia para estimular el clítoris que, debido al ángulo de penetración rozará contra el cuerpo del chico, pudiendo provocar un orgasmo sin que se llegue a estimular con la mano.
El misionero
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Lo mismo pasa con el misionero, en la que los amantes también estarán cara a cara y se producirá un efecto parecido en el clítoris, aunque quizá algo menor. Para mejorar eso, lo ideal es que sea la propia chica la que se toque.
El gato
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Esta posición se parece bastante a la anterior, pero en ella el objetivo es maximizar la estimulación del clítoris. Esto se consigue haciendo que el chico esté ligeramente más arriba que en el misionero y que ella eleve un poco las piernas, formando un ángulo de 45 grados con la cama.
La vaquera
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Ella es la jefa absoluta en esta postura, el chico simplemente tiene que estar ahí y garantizar una erección sólida como una roca, por lo tanto, debería olvidarse un poco de él y centrarse en las sensaciones de su sexo, en especial del clítoris y de la vulva. El chico puede romper un poco la tentación a la apatía tocándola en los pechos, el trasero o donde sea que a ambos les excite.
La vaquera invertida
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Se trata de una postura muy similar pero con la diferencia de que ella estará mirando hacia los pies de él, con lo que desaparece en contacto visual pero, por ejemplo, él puede aprovechar para estimular su ano.
La silla caliente
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Con esta postura nos centramos en otro de los puntos clave del placer femenino, el punto G, que mediante esta postura será estimulado por el pene de él al penetrar a la chica. Además, él puede estimular muy fácilmente los pechos de ella ayudado por el movimiento.
El vago
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No sabemos qué puede resultar más atrayente para una chica en esta postura, si sentir la cara de él entre sus pechos, su clítoris rozando contra el cuerpo del chico o la penetración profunda y fuerte. Probablemente dependerá de bastantes factores, lo que sí sabemos es que la combinación de los tres resultará ganadora.
El chef
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Ideal para un chispazo de sexo rápido. En esta postura el clítoris no se excita tan fácilmente, pero si ella se ayuda de su mano y lo mira fijamente mientras él la penetra desde abajo, puede que ambos acaben completamente locos.
El dragón
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Otra pose perfecta para darle al punto G y en el que además el chico tiene una panorámica envidiable del trasero de ella que podrá admirar, estrujar o, quizá, estimular el ano para que ella se vuelva completamente loca.
Servicio de habitaciones
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Con el pene apuntando directamente hacia el punto G, esta es una de nuestras posturas favoritas tanto para los chicos como para las chicas. ¿Será por el espejo en el que se refleja todo? ¿O será que es perfecta para un aquí te pillo, aquí te mato antes de salir de casa? De todos modos, si lo que estamos buscando es que ella se lo pase realmente bien, quizá nos lo deberíamos tomar con un poquito más de calma.
La cucharita
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Calma y tranquilidad para una de las posturas más cómodas del “mercado”. Dependiendo de lo que os apetezca, quizá un abrazo mientras el chico la penetra a ella por detrás puede hacer que el día mejore en casi todos sus aspectos. Si no, una buena masturbación del clítoris, ya sea con la mano o con uno de los fantásticos juguetes sexuales, puede hacer que el orgasmo sea de aquellos que se recuerdan.
La X
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Esta postura es una versión de la famosa tijera que suele practicarse entre mujeres y puede incluir o no penetración. Quizá lo único que os apetece es frotaos, con lo que se podría conseguir una estimulación brutal del clítoris.
Child’s pose
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Estirar los músculos del torso a la vez que te estimulan el punto G debe sentirse bastante bien. Así que no dudes en probar esta postura que él puede acompañar con un suave masaje o caricias por la espalda.
Bebé feliz
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Además de conectar perfectamente la cabeza del pene con el punto G de la chica, con esta postura, tanto él como ella podrán dedicar un rato a estimular el clítoris con las manos que les quedan libres.
El pretzel
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Similar a la postura de la X, pero en la que se produce una penetración más profunda, aunque también es posible retirar el pene durante un rato y usarlo para acariciar el clítoris, algo que a muchas chicas les vuelve completamente locas.
El perrito
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Para finalizar, la clásica postura del perrito en la que si él penetra profundamente (con cuidado eso sí), podrá llegar a estimular una parte que normalmente se olvida bastante, el cuello del útero, también llamado el punto K, una zona erógena tan poco estudiada que nadie había oído hablar de ella hasta 1998. Sin comentarios.
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