La memoria humana es un mecanismo complejo que nos permite registrar eventos, lugares y momentos específicos. Sin embargo, a diferencia de los archivos digitales, los recuerdos no tienen una marca de tiempo exacta.
La memoria humana es un mecanismo complejo que nos permite registrar eventos, lugares y momentos específicos. Sin embargo, a diferencia de los archivos digitales, los recuerdos no tienen una marca de tiempo exacta.
Por esta razón, es común que la percepción de cuándo ocurrió algo sea imprecisa y susceptible a distorsiones. Un ejemplo de esto es el efecto de la familiaridad, que ocurre cuando, al ver una imagen o un nombre repetidamente, creemos que lo hemos visto más recientemente de lo que en realidad ocurrió.
Un estudio reciente publicado en New Scientist ha revelado que este tipo de ilusión temporal es más común de lo que imaginamos y que la repetición de eventos puede alterar profundamente la percepción de su temporalidad.
Un experimento que desafía la memoria humana

La investigadora Brynn Sherman, de la Universidad de Pennsylvania, se propuso estudiar cómo la repetición de experiencias puede afectar nuestra percepción del tiempo.
Para ello, su equipo realizó un experimento en el que mostraron cinco bloques de 50 imágenes a un grupo de participantes. Algunas imágenes aparecían solo una vez, mientras que otras se repetían varias veces.
Luego, se les pidió a los participantes que ubicaran las imágenes en una línea temporal, indicando cuándo creían haberlas visto por primera vez.
Los resultados fueron sorprendentes:
- Las imágenes repetidas no solo se recordaban mejor, sino que los participantes tendían a ubicarlas más atrás en el tiempo de lo que realmente había ocurrido.
- Cuantas más veces se repetía una imagen, más antigua parecía ser en la percepción de los participantes.
Este fenómeno, denominado “efecto temporal de repetición”, desafía la idea de que la memoria almacena los recuerdos de manera objetiva.
¿Es una estrategia mental o una distorsión real?

Los investigadores preguntaron a los participantes si habían seguido alguna lógica para organizar las imágenes en la línea temporal. Muchos afirmaron que asumían que si una imagen se repetía, debía haber sido vista mucho antes.
Sin embargo, cuando analizaron los datos, los científicos descubrieron que la ilusión temporal ocurría de forma automática, sin que las personas fueran conscientes de ello.
Esto sugiere que no se trata de una estrategia mental deliberada, sino de una alteración real en la forma en que el cerebro organiza los recuerdos.
Para comprobar si esta ilusión era pasajera o si tenía un efecto prolongado, los investigadores realizaron un segundo experimento a lo largo de una semana completa.
Cada día, los participantes vieron 100 imágenes nuevas, y al final de la semana, se les pidió nuevamente que organizaran las imágenes en una línea de tiempo.
Los resultados fueron consistentes:
- La distorsión en la percepción temporal persistió durante varios días, lo que indica que el cerebro almacena los recuerdos de manera flexible y no fija.
- El fenómeno ocurre a largo plazo, lo que refuerza la idea de que nuestra memoria no es un reflejo exacto de la realidad, sino un proceso dinámico en constante cambio.
Nuevas teorías sobre la memoria y el tiempo
Este hallazgo ha generado un intenso debate entre los expertos en neurociencia. Alexander Easton, investigador de la Universidad de Durham, señala que los resultados del estudio contradicen la idea convencional de que los recuerdos recientes son siempre los más fuertes.
Por otro lado, Martin Wiener, investigador de la Universidad de George Mason, sugiere que el cerebro podría tratar la duración del tiempo de manera similar a cómo percibe el tamaño físico de los objetos. Es decir, cuanto más se repite un evento, más grande se vuelve su “magnitud temporal” en nuestra memoria, lo que hace que lo ubiquemos más lejos en el pasado.
Estos descubrimientos podrían tener aplicaciones importantes en el estudio de la memoria, la percepción del tiempo y los trastornos cognitivos, como la amnesia o el Alzheimer.
Si la repetición de eventos puede modificar la percepción del tiempo, esto podría explicar por qué algunas personas con pérdida de memoria ubican ciertos recuerdos en momentos incorrectos.
Además, estos hallazgos refuerzan una idea clave: la memoria no es una grabación exacta de la realidad, sino una reconstrucción flexible influenciada por múltiples factores.
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