El baño puede ser un lugar de paz e intimidad, pero, también un sitio donde se albergan gran cantidad de bacterias, productos de los desechos humanos, al igual que, una alta concentración de humedad, ambiente que favorece el crecimiento de hongos (moho).
Por eso es importante mantener una constante ventilación e higiene, enfatizando en las zonas difíciles de alcanzar, sin olvidar desinfectar correctamente cada rincón. A pesar que la mayoría de las personas suele lavar todas las partes de baño, pocas veces nos hemos cuestionado la función en específica que tiene cada una, ejemplo de esto es, la tapa.
La mayoría de los retretes cuentan con una tapa, la cual es motivo de pelea en muchos hogares, ante los usuarios que suelen dejar levantado este objeto después del uso del sanitario, sin imaginar la importancia que esta tiene.
Cuando se trata de realizar nuestras actividades fisiológicas, no hay nada como estar en el hogar y sentarnos con toda confianza en el inodoro, pero, esto no siempre ocurre. Existen ocasiones en la que es inevitable usar un baño público, el cual, genera aerosoles contaminados, cuya transmisión puede causar la propagación de enfermedades, particularmente en personas inmunodeprimidas o de edad avanzada.
Ciertamente, es algo en lo que muy pocas personas se han detenido a pensar, y más porque el tamaño de las partículas es extremadamente pequeño para el ojo humano, pasando desapercibida la cantidad de gotas que quedan suspendidas y son transportadas en el aire, llegando a la ropa y diferentes partes del cuerpo de los usuarios.
Es así como un grupo de científicos utilizaron una combinación de láseres verdes y cámaras para intensificar la cantidad de luz al momento de accionar la descarga del inodoro, arrojando un impresionante resultado que hará que no quieras volver a dejar la tapa arriba al momento de hacer esta acción.
Los investigadores de la Universidad de Colorado, Boulder, en los EE. UU., produjeron un videoclip en el que se puede apreciar una ráfaga de gotas que salen proyectadas de la taza al momento de accionar la cadena. El estudio fue publicado en la revista Scientific Reports.
Los investigadores mostraron que existen pequeñas gotas que alcanzan poco más de 1 metro y medio. «Si es algo que no puedes ver, es fácil fingir que no existe», «perro una vez que veas estos videos, nunca más volverás a pensar en la descarga del inodoro de la misma manera», expresa Criminaldi.
Si nos ponemos a pensar un poco más estas pequeñas partículas suspendidas en el aire, pueden contener heces, bacterias y residuos de orina, «factor repugnante», según los propios investigadores.
Para poder llevar a cabo la parte experimental, Criminaldi y colaboradores usaron 2 láseres: uno que brillara constantemente sobre el inodoro y otro que tenía una luz pulsada, que fue colocado en la parte superior de la taza, con la finalidad de resaltar el movimiento de las partículas.
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